Que acudieron en una voz callada
Buscando el alivio en un encuentro
En la mágica noche iluminada
Las voces en un cruel y viento amargo
Murieron al intento de expresarte
Qué eras tú aquella musa del ensalmo
Que aliviara soledad agonizante
Mas la sombra de una Hécate adivina
Murmuró mis intenciones a los Dioses
Me encadenó dejándome sin vida
Y en un sepulcro calló mi voz de hombre
Que en silencio esperará con alegría
resucitar y gritar al fin tu nombre

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