Matute, un gato inolvidable.
Tendría yo seis años y recuerdo que mi primer
responsabilidad, aquella que me daba la
oportunidad de explorar, conocer, tener sucesos inesperados, y por lo general,
divertidos, era jugar; la
segunda, ir a la escuela. Eran días en los que los pasillos del edificio
ubicado en Reforma 74 eran como un laberinto de aventuras. Escaleras que me llevaban al patio de mis
partidos de fútbol y un pasillo que daba
la vuelta por dentro del edificio era el preámbulo a las visitas de mis
compañeros de juego.
Todavía se escuchaban los tristes ecos de la
tragedia de Tlatelolco y los vítores por las medallas del Tibio Muñoz; el éxito musical "La Nave del
olvido" que surgía de un radio de bulbos, servía de fondo
a mi imaginación que me llevaba a un viaje para lo cual no compraba boleto de
regreso, hasta que escuchaba la voz de mi madre que me traía de vuelta.
En ese edificio
con sabor a alegría y donde la infancia fluía en un arroyo de emociones, tuve
un encuentro con el que sería un buen amigo y, aunque sólo estuvo unos
cuantos días en mi casa, siempre creí
que habían sido años, pero la eternidad
se ha encargado de que esté siempre a mi lado.
En ese corredor
que conducía a las escaleras para el patio, también daba acceso para subir a la
azotea. Eran unas escaleras metálicas que estaban prohibidas, al menos que
alguno de mis hermanos mayores nos subieran a los dos más pequeños que éramos
mi hermana Norma Cecilia y yo.
Fue un sábado,
libres de obligaciones escolares cuando comenzamos la odisea del día. Al
llegar al encuentro de las dos escaleras y al bajar dos escalones para
dirigirnos al patio central, un maullido y unas garras que producían un sonido
desesperado por aferrarse al metal, llamaron mi atención.
Un pequeño felino
que supuse era un cachorro, colgaba de la escalera y un par de niños intentaban
separarlo para que cayera al vacío. De inmediato recurrí al único argumento del
que podría echar mano: la amenaza.
¡La historia completa la podrás leer en en el libro Vida de Perros!
Envíos al mail luismartin001@gmail.com

Encantador relato
ResponderEliminarMuchas gracias!
ResponderEliminar