¿Estás bien mi niña? Niña fuerte,
Imperturbable,
callada, que ve el dolor ajeno
para desde lejos, ocultar el suyo.
Aquí está mi hombro, el que
ausente un día
ansía ser el ensalmo de tus lágrimas.
Niña tierna, que ante los
soplos del infierno,
es tu poesía la que responde.
Ante lo adverso: tu sonrisa.
Ante la afrenta: tus sueños.
Inventas ilusiones, esperas la
brisa suave,
la caricia afable del amor sincero.
Eres la mujer en ciernes que
el amar conjuga en prosas mágicas
donde la amistad sincera
la inventas en tus cuentos.
Ven mi niña, aquí está mi mano,
toma un tiempo que se haga eterno.
Mi pequeño ser inquieto que
con sedientas ilusiones de saber exploras
los secretos del mundo, y
en incómodos desvelos descansas
tus ansias
de llegar tan lejos
Con tu pálida calma esperas el
momento
y con tus mejores aciertos alimentas
el fuego álgido de
la escuálida esperanza
Ven mi niña,
Descansa, ya no enciendas la luz
de tus tormentos
ya no bebas las sombras de sabor
extraño
que en acequias tercas navegaron a tu lado.
Toma el tiempo
y apaga la vehemencia que llevas dentro
calma tus pasos, toma mis manos,
caminemos por los impávidos senderos,
cuando la tarde nos muestra sus
agotadas luces.
Recorramos ese mundo de mutuas y
lejanas tierras,
de los viajes en el tiempo y de
las letras
con las que sólo tú y yo nos
comprendemos.
¿Estás bien mi niña?
Apaga la luz, reposa tu anhelo, aleja el desvelo,
calma las ansias añejas de llegar tan lejos,
toma mi mano, toma la senda
y
el tiempo que recorre la ausencia,
cierra tus ojos para que encuentres
el silencio,
en el profundo cielo que viste de
negro
Niña tierna
eterna niña
guarda en tu armario tus empeños
guarda tus versos en tu almohada
esconde tus miedos en tu alcoba
Que en silencio, cuidaré
tus sueños.
