lunes, 5 de septiembre de 2016

Sueño



Nos sumergimos en el sueño,
 en la locura desenfrenada bajo melodías
 de acordes azules, a veces suaves como
 terciopelos  y otras de calor intenso.

 Entre sonatas y sus corcheas perfumadas
distinguimos nuestro aroma único, infinito.
Y los sonidos de nuestras miradas nos cobijaron
 con  afable húmeda ternura

Construimos palabras, odas, esteros,
 pirámides, jardines colgantes, palacios:
 hasta que no hubo espacio más
 para nuestro inmenso e indescifrable mundo.

La noche que inventamos, que de la
profunda nada nos encontramos para
sellar las bocas del silencio,
y llenar el espacio con suaves alientos,
fue el ignoto camino inesperado afecto hacia tus ojos.  

Fue en una callada prosa que oculté el
secreto de tu píelago reflejo escondido en
tu mirada, donde guardabas tus horas tristes,
 las aciagas horas de tu soledad
  
Quemé las letras y la ceniza inquieta
 construyó estos versos  
 Cuando tu imagen pensaba tan lejos:  
tu presencia.
Cuando tus ojos creía ausentes:
 tu rostro:  y tu sonrisa perturbó el silencio.

Mal hiciste cuando ajena al tiempo,
 tu frágil silueta se enredó en mis brazos; 
sedientos de inasibles y cálidos afectos
 fue en la trémula inconsciencia que encontré tus labios.

El pausado desgaste de mis manos en tu talle
 fue  deseo interminable,
pasión inconclusa de mi profundo anhelo,
ahora te veo, lejana a aquel sueño

 Quisiera decirte envuelto en tu pecho
ahora que estás en tu verde estero

Mas lamento que lejos, sólo pueda
verte en mis desvelos

Y de la inquieta ceniza te diga estas letras,
 de añejos deseos, dichos en verso…