sábado, 5 de diciembre de 2015

Secreto

Soy la cicatriz de aquel romance,  donde quedaron los besos, las caricias, los sonidos de la pasión; la letra muerta del verso, la música sin compás, el laúd sin cuerdas, un río de sombras donde se ahogan los recuerdos. 

Acaso también el tiempo de mañanas tibias, con los cristales húmedos; el viento suave que acariciaba tu ojos y en un soberbio resquicio de tu tristeza, secaba tus lágrimas. 

Aquella taza vacía con el aroma perdido del café, de ese que todas las mañanas, ansiabas, bebías y arrebatabas cuando el simple deseo se convertía en acoso desesperado.

Soy el esqueleto de tus caricias, la piel de sierpe que abandonó su cuerpo y dibujó tu nombre, ese que en sordo grito mi boca ocultó en un suspiro; la silueta perdida de la cama vacía, el sueño extraviado que buscas en al amanecer,  ese inalcanzable deseo que se ha perdido en tu desvelo. 

 Aquel calor encendido por la inhóspita sospecha de un día cuando te sorprendió el invierno que marchitaba tu sonrisa. 

Y así, llevándome el secreto oculto de tus besos, tu soledad entre mis manos, te arrebato un breve sorbo de tu aliento, para que sepas, que siendo todo aquello, no soy más que la pálida  muerte que te espera en su silencio...